Lycke había estado planificando su fiesta de princesas-bailarinas desde que cumplió tres.
El domingo, por fin, hicieron su entrada triunfal las reales invitadas portando magníficos presentes, "rosas-con-purpurina-y-diamantes".
Las once princesas-bailarinas tuvieron la bondad de posar para una foto de grupo para que pudiéramos admirar tiaras, diademas, varitas mágicas e incluso alas de mariposa.
Luego se pusieron a buscar el zapato que había perdido Cenicienta.
Parece razonable, que si lo que se ha perdido es un zapato, lo primero que se rastree sea el suelo.
pero por fin alguien miró hacia arriba!
Lycke contenta.
Once princesas y un príncipe, esperando que lleguen los nuggets para mojar en su
salsa rosa.
Os acordais de aquel juego de ponerla la cola al burro?
pues las princesitas tenían que darle un beso a una rana, con los labios pintados!
Pero no conseguimos que se convirtiera en príncipe, probablemente porque lo mas besuqueado fueron las ancas.
Este año tocaba tarta-palacio, como no podía ser de otra manera.
En los vasos habíamos puesto los nombres con pintura para cristales, que luego se podía quitar y ponerlo cada una en su ventana.
Y también hubo helado, con forma de falda de bailarina, y una Barbie dentro (un poco escorada).
Lycke ya está pensando en el tema del año que viene. No voy a adelantar nada todavía, pero parece ser que la época rosa de Lycke va a durar más que la de Picasso.
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