Hallowe’en

Un monstruo sin cara acaba de salir por la puerta, llevaba dos luces en el casco (porque iba a ir en bici y era noche cerrada). Se dirigía a casa de un esqueleto y una momia, y definitivamente no tenía tiempo de esperar a que su madre buscara la cámara. No fuera a ser que el resto de las terroríficas figuras mendigantes acabara con las golosinas (y la paciencia) de los vecinos.



Un par de fantasmas llaman a la puerta, llevándose ojos sangrientos y dedos cortados (de chocolate) en recompensa. Lycke decide que ella también quiere disfrazarse.



pero de diablilla buena y elegante (a pesar de llevar el abrigo debajo del blusón)



Normalmente intento corregir los ojos rojos, pero justo aquí quedan que "ni pintados". Por el tamaño de la bolsa que lleva para la colecta, parece que ella no duda de que habrá golosinas de sobra para todos.